RESEÑA - Tijuana Dream - Dir. Ulises Rios y Prod. Rodrigo C. Aguilera
RESEÑA - Tijuana Dream - Dir. Ulises Rios y Prod. Rodrigo C. Aguilera
Hay un dispositivo bastante interesante dentro del cine, ese que hace palpitar de una forma tan lineal y tan pura: la cámara fotográfica es algo muy cercano al corazón humano. Yo, cuando empecé a tomar clases de fotografía, sabía que esa ventana no solo era una simple herramienta hecha en una fábrica, sino un lienzo en donde podía ser yo mismo junto a las personas u objetos que yo fotografiaba.
Este es un sentimiento que me nace al ver Tijuana Dream de Ulises Ríos y Rodrigo C. Aguilera, una obra que no deja nada suelto para aquel espectador tijuanense que tenga una sensación de pertenencia por su cultura, y creo que las voces de lxs fotógrafxs como Liliana Hueso, Lorena Fernández Cruz, Alejandro Cossio y Felipe “Pipe” Santillán retratan un pedazo del gran talento que hay de la fotografía en Tijuana.
Es un documental muy necesario, ya que es notoria la urgencia por el diálogo tan contrastante que hay entre Tijuana y San Diego, o México y Estados Unidos de América: dos territorios donde nace una lucha por una imagen propia. ¿Qué es ser tijuanense? ¿Qué es ser sandieguiño? ¿Qué identidad me genera mayor conexión? ¿Quién soy yo? Creo que son preguntas que se hacen constantemente en este cortometraje. Liliana Hueso hacía una narrativa a través de su óptica entre las manifestaciones feministas y la comunidad LGBTQ+, siendo muy honesta con su historia, donde ella no es quien representa todas las luchas que están sucediendo en sus fotos, pero sí una voz que retrata una parte de estas luchas.
Lorena Fernández Cruz nos hacía ver que la fotografía es como un familiar que en un momento no entiendes por qué te cae bien, lo dejas de ver y un momento después son más cercanos que nunca, haciendo expandir la relación donde la cámara explora la solución de problemas creativos y también genera conciencia del territorio donde se vive. Alejandro Cossio va por una vertiente de la fotografía donde desea ser transparente a través de la imagen, pero también con una conciencia sobre el muro que hay en Tijuana, el cual llega a ser una parte obsesivamente ridícula de Estados Unidos de América para resguardar a sus ciudadanos. Felipe “Pipe” Santillán absorbe la inmensidad de la cultura transfronteriza de Tijuana con una óptica exploratoria, en el sentido de salir de su zona de confort. En sus palabras: “Salirme de una urbe, de una ciudad llena de edificios, gente… yendo al trabajo a cada hora”. Esto queda en un sentido práctico como un diálogo en el que quien toma la fotografía se vuelve también espectador.
Ulises y Rodrigo, coordinaron un proyecto bastante inclusivo donde la fotografía empieza a hablar de una manera cruda, con una línea bastante congruente a lo que lxs demás que participan dentro de ella, como Andrea Morales, Karla Peregrina, Dante Medina y Valeria Alvarado, aportan al hacer una plática plenamente honesta con la imagen.
Rodrigo C. Aguilera, también siendo director de fotografía del cortometraje, logra de una manera bastante plena un equilibrio entre la entrevista y el entorno que la rodea, haciendo una amalgama interesante donde el espectador se vuelve parte de la historia por la cercanía tan detallada que construye. Esto logra que no sea solo una obra que cuenta una historia de principio a fin, sino una historia que tiene ciclos reflexivos donde A te puede llevar a N y N te regresa a B, y así sucesivamente. Ulises Rios, también no dejaba atrás la imagen tan amplia del mensaje que había en el corto, creo que esa habilidad de contar una historia donde deseas que los demás resuenen esa pasión de la foto y no tanto caricaturizar el concepto donde quede floja, aquí Ulises, direcciona de forma reflexiva, creando un documental bastante congruente con el tema y una conclusión que se digiere fácilmente, sin caer en pretensiones
Es importante concluir que este cortometraje es una representación honesta de una comunidad que mueve al público con solo una imagen y de una ciudad donde un muro divide opiniones y sueños. Tijuana Dream finaliza con una forma de diseccionar al fotógrafo parte por parte, haciéndolo también al lector que ve esto, porque todos podemos tener un sueño y hacerlo real a través de una imagen: uno elige con qué herramienta hacerlo realidad.
Leonardo P. Mendizábal
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